... me hacían recordar cuando después de cumplir en el ejército argentino mi servicio militar obligatorio, aparecía otra vez por mi querido y amistoso barrio en Rosario. Mi ciudad natal e iniciadora de mis inquietudes: Ñuls, dibujo con Marcelo Dasso, crooner de jazz … ja ja ja … y así comenzó mi vida.
Activa. Creadora. Estudiosa. Plena de acción. Añoro todo ello.
Recuerdo haber vuelto a Rosario luciendo, además del corte atlético, fui el hazmereir de muchos, que después pasarían por lo mismo.
La «colimba», como llamaban a esos meses correr, limpiar y barrer en el ejército. Y con honra. Y yo pensaba silencioso : «no sabés lo que te espera».
Yo sonriente, con mi deber cumplido, actitud del nuevo hombre y recordando cosas muy valiosas para mi futuro desarrollo, recitando «aquí estoy, vivito y coleando» frente a mi espejo de soltero en la casa de mis viejos en calle Mendoza, casi esquina Maipú. A tres cuadras del centro de la ciudad.
Escribo emocionado… con mis 94 a cuestas. viudo, viviendo solo en Santiago de Chile, recordando que estoy vivo y haciendo planes. Me siento feliz, en soledad.
¿Estaré rallado o está bien lo que me pasa?
Qué piensa usted. Sus palabras me sirven para vivir realidades. Dígalo y me sentiré más vivo para continuar… vivito y coleando… a mis 94. Gracias a todos.
Me prometo que esta historia tiene que continuar. Es una realidad sin agregados ni poesía.
Gracias por su lectura.
Cuidémonos. Y hasta pronto.