Durante este silencio –obligado, largo, lleno de ideas, ansioso– no veía la hora de recomenzar esta comunicación con usted. Rabiaba por volver con una idea de mucho tiempo e «internarme en el océano, y no permanecer en la orilla, mirando pasivo y expectante el horizonte.»
¡Puf! Una lata.
Para que usted comparta mi inquietud como comunicador, y obviamente la califique (para bien o para mal), trataré desde este minuto «tuitear» la idea, con más de 140 caracteres.
Se trata de mi red favorita: Twitter.
Entre aburrido y cansado (sin afán de criticas gratuitas) leyendo y tratando de entender tantos tuits sin orientación y personalidad definidas, salvo algunos políticos, y otros plagados de URL que distraen y confunden por competir con redes claramente enfocadas, (fotos, tiendas, búsquedas, correos), pensé como lo que soy, publicitario y mercadólogo: ofrecer mi «doctorado de vida real» a todos los que con buenas ideas, también deciden emprender, cuidando cada detalle desde el ¡Vamos!
Algo importante: no me siento el único capaz de participar en este ofrecimiento. Muchos que nos hemos decidido a emprender, pueden y deberían aportar sus valiosas experiencias. Entonces, juntémonos, pensé.
¿Nuevo modelo de negocio? ¿Por qué no?
Como emprendedor en los ´80 sé de lo que estoy proponiendo. Nunca olvidaré mi decisión de partir joven, casado, dos hijos chicos. Sacrificios, estudios, algunos fracasos –verdadero tónico éste– para continuar mejorando, justifican toda mi historia.
No estimado lector; no volví confundido. Todo lo contrario.
Sólo pretendo (ojalá lo logre) ubicar y vender mis ideas claramente: el/la emprendedora tiene el derecho de saber, de primera mano y generosamente, las actuaciones luchadoras y ambiciosas de otros humanos deseosos de triunfar. Y Twitter puede y debe colaborar, tomando distancia de sus competidores.
«Volver… Con La Frente Marchita…». Hasta mi próxima entrega.
Suerte y cuídese.
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Contra mi voluntad. Pero estoy de vuelta!… Con muchas ganas.
Para poder seguir compartiendo con usted, amigo lector, temas que estoy seguro nos interesan, sean publicitarios, mercadólogos… de emprendimiento. De la vida. De los que se esfuerzan. Sobre todo, experiencias duras, propias, sin lágrimas ni teorías. Porque libros de autoayuda hay muchos. Lo mío nunca fueron –ni serán– lamentos, ni blahblah.
Todo trabajado. Todo sufrido exitosamente con entusiasmo y alegría. Yo le ofrezco hoy mi «doctorado de una vida». 50+ Años.
Las universidades las ofrecen de dos o más años. El mío es de 50 añitos, contando desde que me matricularon en Rosario, Santa Fe, en la «mata chancho», mi primera escuela José Marmol, de la calle 9 de Julio, que sigo amando como si fuera hoy.
Reitero: le brindo mi doctorado… con más de 50… (y no es chiste).
Para terminar, por ahora, le diré que acabo de saber –Agosto 2016– que en Buenos Aires lanzaron la S10 Chevrolet de General Motors con un comercial, cuyo argumento lo titulan «Vida Real».
Mi agencia, Baumlis Publicidad, 1986, produjo un comercial, sí, a color, Narra una vida real: papá preocupado y sonriente sale urgente de su oficina, pasando por caminos malos, charcos, y llega a su casa montado en su Chevrolet C10, con un osito bajo un brazo: era el cumpleaños de su hijo chico, 6 años. El mocoso exclama emocionado: «Ves, ves. La Campeona siempre llega», era el tema de la campaña.
En aquellos años se llamó C10. Hoy en Buenos Aires es la S10. Las coincidencias en publicidad siempre son bienvenidas. Cosa extraña y linda es la creatividad.
Tengo muchos temas. Últimamente uno que me toca muy cerca: Twitter. Leí algunas cosas que inquietan (como también de Yahoo), que preocupan. ¿No le pasa a usted lo mismo? Le prometo que buscaré copia del comercial 1986, para pasarlo por mi web. Usted tiene que verlo. Hay gente que todavía se emociona.
Hasta pronto y… cuídese. (¡Que rico. Estoy de vuelta! No hay nada como la Vida Real.)